ITINERARIOS LECTORES




Afortunadamente apenas se cuestiona en el ámbito docente la importancia de la lectura como herramienta clave en la enseñanza. La lectura entendida en un amplio espectro: informacional y literaria, inferencial y creativa. Y si bien es verdad que se convive con vestigios de metodologías más tradicionales, no es menos cierto que cada vez hay más interés en propuestas metodológicas novedosas. Desde hace más de una década se observó la necesidad de abandonar la enseñanza de la técnica lectora, en pro del fomento del hábito lector y de la creación de planes y programas lectores que atendieran la heterogeneidad del alumnado contribuyendo a su formación. Surgía el itinerario lector. Pero, ¿qué es un itinerario lector? Atendiendo al significado de este compuesto, “itinerario” se define en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua como: 
 1. Perteneciente a caminos.
 2. Dirección y descripción de un camino con expresión de los lugares, accidentes, paradas, etc., que existen a lo largo de él.
 3. Ruta que sirve para llegar a un lugar. (…)
 Parece interesante la acepción del vocablo que alude semánticamente a la opcionalidad que da el plural de vincularnos a diferentes “caminos”. La posibilidad de ir recreando y dando cuenta de lo que en él acontece. El hecho de que hay que diseñar la ruta porque no hay viaje sin destino. No nos podemos olvidar del segundo elemento especificador del compuesto. Ya que no hablamos de un itinerario cualquiera sino de un “itinerario lector”, es decir, aquel que hace referencia a la acción de leer. Y es aquí donde radica la clave de una definición completa del concepto. El itinerario lector es la guía que marca el apasionante viaje que es adentrarse en el camino de la lectura. Su enseñanza. Su fomento… Según J. García Guerrero (2012): El recorrido que puede realizar el alumnado de una etapa completa cuando se le garantiza durante el tiempo escolar el acceso a un corpus de lecturas previamente seleccionadas. Los beneficios han sido aludidos y resultan obvios. Pero no por ello vamos a dejar de recordarlos: fomenta el hábito lector, nos dota de estrategias para comprender e identificar textos, en definitiva, desarrolla la Competencia Lingüística. En este sentido el papel de la BECREA es el de dotar con fondos, coordinar y ayudar a la configuración de dichos itinerarios que deben aparecer contemplados en el Plan de Lectura o en el Proyecto Lingüístico de Centro. Llegados a este punto, resulta necesario incidir en la relación entre Itinerario Lector y Proyecto Lingüístico: y es que leer tejiendo hilos invisibles entre unos libros y otros potencia el desarrollo de otras destrezas como el hablar o el escribir. En definitiva, el desarrollo de Competencias, muy especialmente la Competencia en Comunicación Lingüística.

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